
Deshaz la mantequilla y mézclala con el resto de ingredientes para la base.
Coge un molde engrasado y extiende en la base esta mezcla. Resérvalo en la nevera.
En una cacerola, pon al baño maría o fuego lento los quesos con la nata. Remueve para que se deshaga e integre.
Pon en remojo las placas de gelatina el tiempo que indique el envase.
Añade al fuego las placas de gelatina y el resto de ingredientes y remueve bien. Apaga el fuego y sigue removiendo.
Vierte la mezcla en la base del molde. Aplana bien y deja enfriar por 60 minutos en el refrigerador.
Pon la nata en un cazo a calentar y añade el resto de ingredientes a deshacer. Remueve hasta que tengas un líquido homogéneo.
Añade el resto de ingredientes, como la sal, la estevia y la raspadura de limón. Baja el fuego y remueve.
Pon las placas de gelatina en remojo. Cuando estén babosas añádelo al líquido caliente del cazo y remueve a fuego bajo.
Comprueba que la base de galleta del molde esté sólida (bien dura). Vierte la mezcla de quesos por encima y refrigera por 90 minutos.
Pon a hervir el agua y infusiona el sobre de frutos rojos. Retíralo a los 3 minutos.
Añade la taza de frutos rojos y deja hervir suave hasta que quede bien pochadito.
Añade el agar agar o placas de gelatina (previamente en remojo).
Prueba y añade estevia al gusto.
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